La legendaria Casa de la Bola tiene una larga e interesante historia, no sólo por la amplia lista de personajes a los que perteneció sino también por estar situada en lo que era la villa de San José de Tacubaya. Esta antigua población, por su cercanía con la Ciudad de México, adquirió gran importancia durante el Virreinato y el siglo XIX, como escenario de sucesos notables y lugar de recreo de los capitalinos y personalidades ilustres.
La propiedad además de ser vivienda campestre fue un centro productor de aceite de oliva, cuyo cultivo floreció en Tacubaya, a pesar de las prohibiciones impuestas por España. En las habitaciones de la planta baja quedan vestigios del molino y las tinajas para la elaboración y almacenamiento del aceite.
Según la tradición oral, en la Casa de la Bola se hospedaron algunos visitantes ilustres. entre otros, la Güera Rodríguez, la Marquesa Calderón de la Barca y José Zorrilla, autor del Don Juan Tenorio, quien durante su estancia en México, vivió en Tacubaya. En la segunda mitad del siglo XIX, la casa siguió en manos de distintos miembros de la familia Rincón Gallardo.
No fue sino hasta el 19 de octubre de 1942, cuando Don Antonio Haghenbeck de la Lama compró el inmueble, convirtió la propiedad en su lugar de residencia, consolidó su estructura y le agregó algunos elementos, entre éstos, una bella terraza, que realizó con material de demolición que procedía de la casa de sus padres en Avenida Juárez, actualmente el Cine Variedades. Los interiores de la planta alta los amuebló suntuosamente con tapicerías europeas, cortinajes, grandes espejos, candiles y un sinnúmero de obras de arte de procedencia europea y mexicana, convirtiéndola en una mansión al estilo ecléctico y ornamental que privó a fines del siglo XIX entre la aristocracia y la alta burguesía mexicana.
El origen de la denominación de esta propiedad como Casa de la Bola, probablemente se refiriera a dos razones: la primera a que en el exterior de la casa destacara algún elemento arquitectónico en forma de esfera o a que en ella tuvo lugar una revuelta o conspiración, hecho frecuente durante el siglo XIX.
Un aspecto destacado de esta propiedad son sus fantásticos jardines del llamado estilo romántico y que posee una interesante colección de estatuas y fuentes en mármol que crean un ambiente de ensueño en el que es posible sentir que hemos dejado la ciudad para adentrarnos en un edén.
En 1984 Don Antonio donó la Casa de la Bola, junto con la Hacienda de Santa Mónica y la Hacienda de San Cristóbal Polaxtla para que se destinaran a museos. Para tal efecto la Fundación Cultural Antonio Haghenbeck y de la Lama ha iniciado una serie de trabajos de conservación y mantenimiento que serán lentos debido a la carencia de recursos económicos.
Esta legendaria casa de la bola.tiene una gran historia.no solo por las personas que vivían aquí sino también por el lugar donde esta situada.esta era muy importante mediante el virreinato.es un lugar extraordinario lleno de magia...
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